A principios de octubre, Jonny Greenwood, guitarrista del grupo inglés Radiohead, anunció en el blog oficial de la banda que ésta publicaría su séptimo disco dentro de una semana y media, pero con la peculiaridad de ponerla a la venta única y exclusivamente en formato digital, vale decir, a través del sitio web InRainbows.com
Lo que muchos no esperaban es que los mismísimos Radiohead acordaran que cada fan decidiera el precio del disco, el cual finalmente se tituló "In Rainbows".
Pero, ¿cuál es el trasfondo de todo esto?
Remontémonos al año 2003, cuando Radiohead lanza su sexto álbum de estudio, "Hail To The Thief", que, a diferencia de las expectativas de muchos, no consiguió vender tanto como lo hicieron sus predecesores, entre ellos el exitoso y premiado "OK Computer". El sello que entonces distribuía sus discos, Parlaphone y su intermediario EMI, decidió, al año siguiente, cerrar el contrato con la banda de Oxford, obviamente por las bajas ventas que obtuvo el musicalmente incorrecto Hail To The Thief.
Las giras de Radiohead como banda no duraron hasta a mediados de 2004, y luego de aquello no hicieron más noticia que por las organizaciones, fundaciones y campañas a las que su vocalista, Thom Yorke, está ligado. Éste y su colega Jonny Greenwood aparecieron una que otra vez en pequeñas actividades como festivales sinfónicos y sets acústicos.
Posteriormente, los rumores sobre un eventual nuevo disco se hacen más fuertes y sus seguidores se ponen más y más histéricos porque no pueden esperar para escuchar la continuación del disco que provocó el quiebre entre Radiohead y su sello.
Sin embargo, Radiohead no haría noticia hasta que se arriesgan a hacer algo que nadie del mundo musical se había atrevido a hacer. Y aquello no es precisamente lanzar un nuevo disco después de un fracaso, sino que decidir que los compradores de su nueva obra tasen su trabajo y, a la vez, ¡dejar en manos de éstos el futuro de su carrera artística! (desde el punto de vista monetario).
Esta situación se percibió como algo tan descabellado que la noticia no apareció precisamente en la sección de espectáculos de los diarios, sino que en el área de economía (¡quién imaginaría a Radiohead en el cuerpo "E" de El Mercurio!).
Se concibió, además, como la respuesta del grupo a la piratería, el obstáculo del que ningún artista se salva y que finalmente supone el fracaso rental de éstos.
Se trate de música o finanzas, lo cierto es que Radiohead provocó un giro en 360 grados en la relación artista-sello. Si antes la casa discográfica era imprescindible para que un artista o banda se diera a conocer, hoy lo es la red y sus múltiples formas de publicación de material artístico (no sólo musical).
Hoy se habla de MySpace y de lo famosos que se hicieron artistas como Lily Allen o los Arctic Monkeys gracias a este portal virtual.
Asimismo, hoy se habla de artistas independientes (incluso del concepto "indie") que, siendo ignorados o rechazados por los sellos distribuidores, deciden estructurar una carrera musical al alero de un auto financiamiento o de pequeñas discográficas.
Finalmente, hoy se habla -y en la práctica lo es- de que los artistas y grupos musicales subsisten, casi exclusivamente, gracias a los conciertos y giras.
Hoy, Radiohead no es más que el autor de esta inédita travesía. Es de esperar que pronto muchos de sus colegas decidan acompañarlos en este camino en pro de su sustentabilidad y proyección. Y es probable que los que se nieguen mueran en el intento de salvar el mecanismo tradicional de distribución discográfica.
Veamos quién gana.
