Campo
viernes, marzo 25, 2011Es verdad que extraño mi casa, mi pieza, a la Matilda -mi perra-, a mi papá y los objetos inanimados que solían rodearme. Pero más allá de todo eso, extraño oler la tierra, escuchar los pajaritos que me despertaban y asomarme por la ventana de mi pieza para ser testigo de la naturaleza que por poco alcancé a dimensionar.
Esta foto muestra parte de esa ventana, desde donde me gustaba sentir que corría un viento medio urbano, medio campestre.
Esta foto muestra parte de esa ventana, desde donde me gustaba sentir que corría un viento medio urbano, medio campestre.
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